Microbioma y Bacterioterapia

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En los últimos años, decenas de proyectos de I+D y nuevas compañías, han empezado a proliferar entorno al conocimiento del microbioma y a cómo éste se puede modificar con el objetivo de curar o prevenir enfermedades. Todas ellas están trabajando en lo que hoy se conoce cómo la bacterioterapia, o lo que es lo mismo, la administración de bacterias (probióticos), de sustancias que favorezcan el crecimiento de éstas (prebióticos) o combinaciones de ambas (simbióticos), con el objetivo de poder conformar el microbioma más idóneo, y en consecuencia, curar enfermedades relacionadas con el mismo. Tratamiento de enfermedades de la piel, cómo la dermatitis atópica, el eczema o el acné; enfermedades de la mucosa oral; enfermedades intestinales como la enfermedad de Chron, la colitis ulcerosa o el síndrome del colon irritable; enfermedades alérgicas  cómo el asma, suplementos alimentarios para favorecer el desarrollo de ciertos microorganismos; o plataformas genómicas o de diagnóstico, entre otros, están siendo objeto de investigación para el desarrollo de fármacos capaces de actuar sobre el microbioma. Sin duda las expectativas de un mercado de casi 60 billones de dólares en apenas 5 años invitan a considerar la opción de embarcarse en proyectos relacionados con el microbioma.

Sin embargo, hasta el momento, los resultados científicos que se van obteniendo son controvertidos, y es fácil encontrar en la literatura científica trabajos que demuestran eficacia e inmediatamente después, otros estudios que concluyen lo contrario. El problema sigue sin estar resuelto. A día de hoy parecen estar identificados determinados factores que juegan un papel importante en todo esto:

  • Nos encontramos ante una disciplina realmente novedosa donde faltan muchas preguntas por contestar y donde se necesitan numerosos estudios para entender realmente la interacción entre huésped y hospedadores
  • Falta identificar, en muchos casos, el papel de una determinada especie y si su presencia/ausencia es relevante en un hábitat tan complejo. A día de hoy se publican numerosos estudios correlacionando la presencia/ausencia de ciertas especies pero no se conoce el papel que varias de estas especies juegan en conjunto
  • Se tienen ya numerosos datos del microbioma bacteriano, pero empiezan a surgir nuevos planteamientos acerca del microbioma fúngico y cómo afecta al conjunto. Hablamos de un ecosistema en miniatura, todo él interconectado
  • No se conocen las concentraciones de microorganismos óptimas ni cuántos de estos microorganismos terminan siendo viables tras atravesar el tubo digestivo.

En definitiva, parece claro que la bacterioterapia puede favorecer determinados microbiomas y tener un efecto beneficioso sobre ciertas patologías cómo la obesidad, la diabetes, el acné o la dermatitis, por citar algunos, pero por otro lado, tenemos por delante mucho trabajo antes de entender cómo la modificación del microbioma puede llegar a ser una verdadera terapia.

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