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Alergia en la primavera temprana

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Dejados ya atrás los pólenes del invierno, mayoritariamente los de las Cupresaceas, y a la espera de la gran eclosión botánica que acompaña cada año la llegada de la primavera, los primeros vestigios de esta estación nos traen consigo días más largos, mejores temperaturas, y también los pólenes de esta época. Aunque dependiendo de las diferentes regiones, estos pueden ser diferentes, el más común y más alergénico es el del Platanus.

El Platanus es el típico representante urbanita. Fue masivamente plantado hace más de una década en muchas de las ciudades de nuestra geografía debido a sus propiedades biológicas. Su rápido crecimiento, la buena sombra que proporciona y su adaptación a la contaminación, le convierten en un candidato ideal de parques, aceras y jardines. Aunque es típico de muchas ciudades españolas, posiblemente Barcelona y Madrid, por este orden, sean los que más representantes tienen. Evidentemente esto conlleva que sean las ciudades con los niveles más altos de polinización  (polenes.com) seguidos después por Sevilla, Valladolid, Zaragoza, etc. Las características climatológicas de las ciudades (sobre todo la suavidad de las temperaturas) condicionan levemente los picos máximos, pero en todos los casos oscilan entre finales de Marzo y las dos primeras semanas de Abril.

La sintomatología cursa como la de otros pólenes, principalmente con rinoconjuntivitis y asma. Al igual que pasa con las cupresáceas, suele identificarse bastante bien ya que no hay muchos más pólenes cohabitando en el mismo período. En el caso del Platanus, los alérgenos más importantes son dos, nombrados como Pla a 1 (inhibidor de la invertasa) y Pla a 2 (poligalacturonasa). Ambos son responsables de un elevado grado de sensibilizaciones.

En resumen, a la espera de la gran variedad de pólenes que tendremos en las próximas semanas, el Platanus ya está haciendo estragos en aquellos pacientes alérgicos a sus granos de polen. Cómo en todos los casos, identificarlo como el agente responsable nos ayuda a poner las medidas necesarias para la curación. No es muy alentador para los pacientes polínicos polisensibilizados el ir pasando de pico en pico de los diferentes pólenes. Aunque no es del todo habitual, un paciente de estas características podría ir prácticamente de Enero/Febrero, hasta Octubre/Noviembre enganchando picos máximos de pólenes.

Alergia y variables atmosféricas

A partir del refrán popular “Marzo airoso y Abril lluvioso, sacan a Mayo florido y hermoso” podemos deducir que a los alérgicos primaverales les espera una mala época durante la máxima eclosión anual de vegetación. Millones de granos de polen procedentes de todo tipo de plantas se ponen en suspensión en el período primaveral, haciendo que los pacientes alérgicos pasen días francamente malos y tengan que convivir con el picor de ojos y nariz, estornudos y otros síntomas asociados a los procesos alérgicos. Eso sin descontar alteraciones del sueño, un descenso significativo en la calidad de vida, y los casos más graves, con dificultades respiratorias.

Pues como ya aventuraba el refrán, y se han encargado de repetirnos todos los medios de comunicación, este año alcanzaremos cotas de polen inusuales y los pacientes alérgicos tendrán que soportar una temporada más los incómodos síntomas asociados a la primavera

 Pero realmente el  poder prever los niveles de polen y poder hablar de “una de las peores primaveras de todos los tiempos” no es una realidad en sí mismo. Efectivamente, cuanto mayor sea el período de lluvias durante las etapas precedentes a la floración, mayor explosión de vegetación habrá, y en consecuencia, mayores niveles de polen, y por lo tanto, mayor riesgo de padecer síntomas alérgicos. Pero este factor es realmente variable. Detallemos un poco por qué.

 

Temperatura y precipitaciones del invierno, y niveles de polen

En el año 2007 publicábamos en una revista americana (En el blog «Mis publicaciones científicas«- Comparison of the allergenicity and Ole e 1 content of 6 varieties of Olea europaea pollen collected during 5 consecutive years. Ann Allergy Asthma Immunol. 2007 May;98(5):464-70) un estudio con olivo donde demostrábamos que la cantidad de lluvia caída durante el invierno tenía una relación directa con la actividad alergénica del polen primaveral. Corroborado por la bibliografía (ver trabajo publicado), concluíamos que factores como la temperatura y la lluvia jugaban un importante papel en el desarrollo de los granos de polen, en su madurez, y por consiguiente, en su poder alergénico. En concreto, nosotros estudiábamos uno solo de los alergenos de olivo, el más importante, y apuntábamos a que su desarrollo era muy superior cuando las precipitaciones eran mayores.

 

Entonces este año tendremos una primavera muy severa, alergológicamente hablando  (Ver ejemplo Nivel de polen)

 Bien, pues esto es lo que realmente no podemos asegurar. Los niveles de polen ambientales de cada primavera dependen, por supuesto de la floración de las plantas, pero están sujetos a otras condiciones atmosféricas, como el viento, la temperatura ambiental y sobretodo, las precipitaciones.

  • El viento juega un papel imprescindible a la hora de desplazar el polen de un lugar a otro. Pero además, juega un papel básico en poner el polen en suspensión porque facilita que las plantas liberen los granos de polen al aire, elevando significativamente los niveles en el aire.
  • Las precipitaciones, en cambio juegan un papel en contra. Esto es, elevados niveles de polen en la atmósfera se ven reducidos a valores insignificantes después de dos días de continuada lluvia. Es entonces cuando se observan grandes cantidades de polen en el suelo, arrastrados por las corrientes de agua y los charcos. Ese polen se convierte en inservible, alergolológicamente hablando. Por lo tanto, una primavera con lluvias abundantes y frecuentes hacen que los niveles de polen estén continuamente reduciéndose y que la estación polínica pueda acortarse desde el punto de vista alergológico. Ver foto Acúmulo de polen
  • La temperatura, al igual que los otros dos factores, es importante desde el punto de vista alergológico. Temperaturas anormalmente altas secarán enseguida toda la vegetación desarrollada, haciendo que las plantas no sean capaces de liberar elevados niveles de polen ni durante un período largo.

 Por lo tanto, una primavera con mucha vegetación no va correlacionada con la peor estación conocida, sino que depende de diferentes variables atmosféricas que serán las que decidan como pasaremos la primavera. Por el contrario, una primavera como la de este año, en la que la vegetación está floreciendo con fuerza, si las precipitaciones son moderadas y las temperaturas medianas, propias de la primavera, tendremos una primavera muy activa alergológicamente hablando.