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Alergia y variables atmosféricas

A partir del refrán popular “Marzo airoso y Abril lluvioso, sacan a Mayo florido y hermoso” podemos deducir que a los alérgicos primaverales les espera una mala época durante la máxima eclosión anual de vegetación. Millones de granos de polen procedentes de todo tipo de plantas se ponen en suspensión en el período primaveral, haciendo que los pacientes alérgicos pasen días francamente malos y tengan que convivir con el picor de ojos y nariz, estornudos y otros síntomas asociados a los procesos alérgicos. Eso sin descontar alteraciones del sueño, un descenso significativo en la calidad de vida, y los casos más graves, con dificultades respiratorias.

Pues como ya aventuraba el refrán, y se han encargado de repetirnos todos los medios de comunicación, este año alcanzaremos cotas de polen inusuales y los pacientes alérgicos tendrán que soportar una temporada más los incómodos síntomas asociados a la primavera

 Pero realmente el  poder prever los niveles de polen y poder hablar de “una de las peores primaveras de todos los tiempos” no es una realidad en sí mismo. Efectivamente, cuanto mayor sea el período de lluvias durante las etapas precedentes a la floración, mayor explosión de vegetación habrá, y en consecuencia, mayores niveles de polen, y por lo tanto, mayor riesgo de padecer síntomas alérgicos. Pero este factor es realmente variable. Detallemos un poco por qué.

 

Temperatura y precipitaciones del invierno, y niveles de polen

En el año 2007 publicábamos en una revista americana (En el blog «Mis publicaciones científicas«- Comparison of the allergenicity and Ole e 1 content of 6 varieties of Olea europaea pollen collected during 5 consecutive years. Ann Allergy Asthma Immunol. 2007 May;98(5):464-70) un estudio con olivo donde demostrábamos que la cantidad de lluvia caída durante el invierno tenía una relación directa con la actividad alergénica del polen primaveral. Corroborado por la bibliografía (ver trabajo publicado), concluíamos que factores como la temperatura y la lluvia jugaban un importante papel en el desarrollo de los granos de polen, en su madurez, y por consiguiente, en su poder alergénico. En concreto, nosotros estudiábamos uno solo de los alergenos de olivo, el más importante, y apuntábamos a que su desarrollo era muy superior cuando las precipitaciones eran mayores.

 

Entonces este año tendremos una primavera muy severa, alergológicamente hablando  (Ver ejemplo Nivel de polen)

 Bien, pues esto es lo que realmente no podemos asegurar. Los niveles de polen ambientales de cada primavera dependen, por supuesto de la floración de las plantas, pero están sujetos a otras condiciones atmosféricas, como el viento, la temperatura ambiental y sobretodo, las precipitaciones.

  • El viento juega un papel imprescindible a la hora de desplazar el polen de un lugar a otro. Pero además, juega un papel básico en poner el polen en suspensión porque facilita que las plantas liberen los granos de polen al aire, elevando significativamente los niveles en el aire.
  • Las precipitaciones, en cambio juegan un papel en contra. Esto es, elevados niveles de polen en la atmósfera se ven reducidos a valores insignificantes después de dos días de continuada lluvia. Es entonces cuando se observan grandes cantidades de polen en el suelo, arrastrados por las corrientes de agua y los charcos. Ese polen se convierte en inservible, alergolológicamente hablando. Por lo tanto, una primavera con lluvias abundantes y frecuentes hacen que los niveles de polen estén continuamente reduciéndose y que la estación polínica pueda acortarse desde el punto de vista alergológico. Ver foto Acúmulo de polen
  • La temperatura, al igual que los otros dos factores, es importante desde el punto de vista alergológico. Temperaturas anormalmente altas secarán enseguida toda la vegetación desarrollada, haciendo que las plantas no sean capaces de liberar elevados niveles de polen ni durante un período largo.

 Por lo tanto, una primavera con mucha vegetación no va correlacionada con la peor estación conocida, sino que depende de diferentes variables atmosféricas que serán las que decidan como pasaremos la primavera. Por el contrario, una primavera como la de este año, en la que la vegetación está floreciendo con fuerza, si las precipitaciones son moderadas y las temperaturas medianas, propias de la primavera, tendremos una primavera muy activa alergológicamente hablando.  

Alergia primaveral

¿Qué es la Alergia?

La alergia primaveral, coloquialmente conocida como alergia al polen, es una enfermedad del sistema inmunológico. Como consecuencia de esta alteración en el sistema inmune, el organismo reconoce como extrañas o nocivas la parte proteica de los granos del polen (alergeno), respondiendo contra ellos mediante diferentes mecanismos. El resultado es la liberación de altas cantidades de una sustancia almacenada en los mastocitos y conocida como histamina. Para que la histamina se libere es necesario que previamente el alergeno sea reconocido por la IgE, un tipo de inmunoglobulina, que entre otras funciones, tiene la de defender al organismo frente a parásitos.

¿Cuáles son los componentes desencadenantes de la respuesta alérgica?

De forma muy resumida, en la respuesta alérgica participan los alergenos, componentes de los granos de polen, como agentes disparadores de los síntomas; la IgE, que reconoce y activa la liberación de diferentes mediadores; y la histamina, responsable de los síntomas típicos de la enfermedad, como picor e irritación de ojos, secreción nasal y picor de la nariz, tos, o incluso, dificultades respiratorias. 

¿Cuándo se tienen síntomas?

Para que los pacientes alérgicos al polen tengan síntomas, es necesario que los pacientes alérgicos se pongan en contacto con los alergenos presentes en los granos del polen y que se encuentran en el aire que respiramos. Se ha establecido que tiene que existir un mínimo de concentración de granos de polen en el ambiente para producir una respuesta alérgica. Aunque esto este dato es muy variable, oscila entre 5 y 25 granos de polen por m3. Estos datos pueden consultarse en diferentes fuentes, que facilitan diariamente la concentración de polen (www.polenes.com).

¿Qué es sensibilización y qué es alergia?

Se dice que un paciente está sensibilizado a un alergeno cuando tiene IgE específica frente al alergeno en cuestión. Sin embargo, la presencia de IgE específica frente a un alergeno no siempre significa tener síntomas. En cambio, se dice que un paciente es alérgico cuando tiene los síntomas típicos de la reacción alérgica

¿Se tiene alergia a todos los pólenes a la vez o a alguno en concreto?

Dependiendo de las especies de plantas, cada una tiene proteínas y alergenos diferentes, por lo tanto, cada polen es diferente y no se puede decir que se tiene alergia al polen, en general, sino a un tipo de polen. Se conocen como pacientes monosensibilizados aquellos que solo tienen sensibilización al polen de una especie. Estos casos son cada día menos frecuentes puesto que la mayoría de los pacientes tiene sensibilización a diferentes. A los pacientes que tienen sensibilización a pólenes de diferentes especies se les conoce como pacientes polisensibilizados.

¿Se puede tener alergia a todos los pólenes?

Se puede tener alergia a cualquier componente biológico que tiene una composición proteica. Los pólenes son compuestos biológicos con una fracción proteica importante, por lo tanto, cualquiera podría ser causante de alergia. Ahora bien, los pólenes con mayor capacidad para quedar suspendidos en el aire son los mayores causantes de alergia puesto que son inhalados con el aire. Pólenes muy pesados o pólenes de plantas que no polinizan poniendo el polen en el aire, son menos susceptibles de causar alergia.

¿Cuáles son los pólenes más habituales?

Existen muchos pólenes relacionados con alergia, pero los principales en España son las gramíneas, olivo, parietaria, ciprés y plátano de sombra.